Reseña: Azul, el poder de un nombre. Samidak

azul_portadaNacida en Francia, pero más madrileña que los callos, Begoña Pérez Ruiz publicó en 2015 con Éride Ediciones la que es su primera novela. Y de esta novela os vengo a hablar.

Azul, el poder de un nombre (desde ahora Azul) es una space opera que Begoña asegura que es una novela «palomitera»; y en eso he de darle la razón, pues tiene muchos de los elementos de la clase de películas que uno quiere ver por la noche, tras un día duro que le ha dejado hecho polvo. Azul no le pide prácticamente nada al lector, más allá de que se deje llevar. No tiene una historia enrevesada o toneladas de personajes, tampoco grandes dilemas morales ni reflexiones filosóficas. No, Azul solo busca entretener y lo consigue.

Esta novela es el viaje de la heroína, pues Azul es la protagonista de una aventura para la que ha sido escogida sin que nadie le preguntase. Ella es una mujer a la que, por su propia condición no del todo humana, todos parecen querer aislar, usar como arma o venerar como a una diosa. La trama no se puede resumir en condiciones en una sinopsis, porque Azul no es un personaje que busque destruir al mal o que tenga la misión de llevar un anillo a un volcán en los confines del mundo. No, Azul solo quiere progresar en la carrera militar, quizá enamorarse o, simplemente, vivir una vida larga y aburrida como la de cualquiera. Y eso es lo que la diferencia de muchos otros protagonistas y sus respectivos viajes del héroe. Begoña ha sabido cómo caracterizar al personaje para hacerla real y palpable; al menos casi siempre, pero ya llegaremos a ese punto.

La narración en tercera persona y los diferentes puntos de vistas de los distintos personajes (que tienden a estar en partes distintas de la galaxia) permiten ahondar en un worldbuilding muy trabajado, con folclores propios, culturas diferentes y mundos extraños. Uno de estos es Antirios, donde sus habitantes, todos telépatas, viven en un mundo aislado y silencioso gracias a sus ciudades colmena. En definitiva, la autora tiene unas ideas muy buenas y un mundo muy imaginativo que espero expanda en el futuro.

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Retornando a los personajes, en conjunto resultan ser bastante heterogéneos, pero es al ir a lo concreto cuando se ven algunas imperfecciones. Como el mismo antagonista principal (sí, hay varios antagonistas con sus motivaciones propias), el Demiurgo Oscuro, que podría haber dado mucho más de sí, pero que a la hora de la verdad no termina de sentirse como una amenaza para Azul. La verdadera amenaza está en lo que las diferentes culturas ven en ella. No sé si la intención de la autora era esta, pero esa es al menos la sensación que se traslada al lector.

Por otro lado, la palma se la llevan de calle los personajes femeninos, que desempeñan papeles diversos y hacen gala de mucho más detalle que el resto de personajes. Tenemos, por ejemplo, a Boreal, una mujer que en un primer momento ve en Azul una amenaza para su mundo, en oposición a lo que su marido, Kritias, ve en ella. Es una de los dos personajes relevantes que pertenecen a la Orden de las Consejeras Doradas, un culto religioso que vela por la integridad de su universo, en oposición a los otros que forman parte del multiverso. Ella y Dankina, a quien podríamos entender como una antagonista secundaria, son claves para entender cuál es la verdadera naturaleza de Azul y cuál es su destino.

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El grandísimo punto fuerte de la obra son sus escenas de acción. Todas son muy vívidas y, salvo algún detalle en alguna de ellas, realistas. Begoña ha sabido dar vida a un tipo de escenas que por experiencia sé que no siempre es fácil narrar, ya que requiere de un esfuerzo adicional para localizar todos los elementos de la acción y hacerlos funcionar correctamente.

Mientras que estos pasajes son la joya de la corona en la obra, no todo lo demás es oro, pues también contiene una trama amorosa que no está bien llevada y lastra la fluidez del conjunto. Esto es por dos razones: la primera y más obvia es que el enamoramiento nace de ninguna parte, después de que Azul sea perseguida por Lázarus solo porque este quiere saber más de ella; la segunda se debe al constante drama que aqueja a los dos tortuelos a lo largo de la novela, haciendo que haya pasajes que me hagan soltar el libro de pura saturación. Entiendo que estar lejos de tu pareja, más si soléis veros todos los días, no sea lo ideal y pueda hacerse cuesta arriba; pero de ahí al drama adolescente, cuando ambos personajes ya pasan los veintipocos, me supera. Y de verdad que es una pena, porque podría haber sido un contrapunto interesante a la trama que sirviera para perfilar a ambos personajes, pero que queda en nada.

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Azul es una novela muy entretenida con una historia conocida, en tanto que es un viaje del héroe, pero distinto a su propia manera. Creo recordar que se lo dije a la autora: funcionaría perfectamente como un cómic, pues es tremendamente visual. Aunque a veces peque de contar más de lo que muestra, eso no empaña la enorme y trabajada creación de mundos que encierran sus páginas. Tiene muchos detallitos, como lo ya mencionado de los antirianos o la cultura pélaga. Si eres fan de las historias de aventuras y de la space opera, Azul te espera con las páginas abiertas.

Víctor de Amo (Reseñas/Corrección): Cuervo Fúnebre en las redes. Lector voraz de fantasía y ciencia ficción que pretende escribir más de lo que una vida mortal le va a permitir. Adoro las culturas antiguas y las ciencias en general.
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